Chico Dulce De Amor
Hubo un chico, hubo un joven enamorado que a cada día a cada tarde, olvidaba todo lo que estaba pendiente o deberes o citas, lo dejaba todo por llevar un dulce a un destino a una chica que no lo esperaba a pesar que esto era cosa de todos los días, si había un sol sofocante o si había un viento tormental o si había una lluvia imparable o si aquella chica no salía a ver si tenia visitas, siempre él estaba allí al frente con el dulce favorito de su mejor amiga, esperando que pueda salir a verla.
Era un amor en silencio que nunca fue hablado y aquella chica, le agradecía con una sonrisa unas palabras y eso fue todo; tanto tiempo ocurrió este hecho que un día simplemente dejo de venir, porque unos amigos no lo dejaron ir a sus cita infaltable de cada día; la chica salió como siempre a ver y no estaba, donde puede encontrarse? se pregunto muchas veces y lo esperó, lo esperó sin importar el frío ni la lluvia, la preocupación la embargaba y muy noche llego a su casa, por las calles se encontró con un pretendiente muy osado, pero cansada y molesta por no saber donde estaba aquel chico del dulce, con mucha alegría recibió el abrazo de aquel pretendiente y sin más un beso de consuelo.
Grande la sorpresa que al terminar esta escena, giró la cabeza y estaba allí, el chico del dulce observándola de lejos con la mirada seria y el dulce en el piso, tan empapado como ella lo estaba, a cada paso de regreso a casa la lluvia comenzó a caer, gota a gota la lluvia caía y gota a gota las lágrimas del chico del dulce, cayeron en su chaqueta verde favorita; un corazón roto sangraba y caía a pedazos en la soledad de la noche. Se prometió en cada suspiro que sería la ultima vez que presenciaría esto en su vida, que el amor para aquel no estaba en ella y muy desconsolado fue en busca de respuestas a casa de una de sus mejores amigas, él allí parado en la puerta bajo la lluvia esperando una respuesta de aliento, buscando un consuelo para tratar de engañar a su corazón, pero no logró levantar la mano y llamar a la puerta.
Pasos y pasos de soledad sin mirar hacia atrás, con la mirada en el suelo tantas ideas, sueños y más ilusiones se resbalaban por su cuerpo; ya no pudo más aquella chica y comenzó a correr tras sus pasos, casi sin aliento él sintió y giró para terminar ella en sus brazos tomándolo por su cintura. No hubo palabras, no hubo llantos, sólo la tomo de la mano y en su sillón frente a frente envueltos con un cobertor, se dieron un beso de despedida, sin mas ese fue un hasta pronto.